Fernando Franjo nos cuenta sobre un proyecto que investiga cafés que tienen historia y los une en una propuesta cultural y turística fascinante. Historiador y periodista capitaliza muy bien sus conocimientos para ir más allá de las referencias turísticas sociales y encontrar en localidades los Cafés que hacen al sentido de pertenencia y la historia de cada lugar.
Fernando, cuéntanos sobre café históricos. Nos intriga mucho este proyecto y conocer en profundidad de qué trata y su relación con la cultura.
Como historiador y periodista me he interesado desde hace años por el estudio de los Cafés históricos como algo más que un local precedido por un recorrido cronológico o por un decorado fastuoso, sino como una referencia cultural y social y de cada una de las ciudades en las que se encuentran porque Café y ciudad están estrechamente enlazados.
Comencé a investigar y a viajar en clave de Café entendiendo el Café como una especie de etapa de una ruta turística y también cultural.. Pero creo que lo fundamental es definir los términos de Café histórico. Intento escapar de las definiciones convencionales. No quiero restringir este concepto a aquellos locales monumentales que a todos nos suenan por reportajes a todo color en revistas y muchos de los cuales se han convertido en un local turístico masificado en grandes ciudades. En muchas ocasiones, el calificativo histórico es equívoco. No deberíamos ceñirnos a los Cafés que juegan en otra categoría (Majestic, en Porto; Greco en Roma: New York, Budapest. Tortoni, Buenos Aires). Yo intento ampliar esta definición a aquellos establecimientos que tienen historia en sí mismos, que son referencia social de cada una de sus ciudades o localidades, que además presumen de ellos. Podemos viajar por todo el mundo y encontrar Cafés que nos ayudarán a comprender el significado, los atractivos y narrar la historia de cada ciudad, en definitiva, su patrimonio. Pensemos que un Café que abrió sus puertas hace cien o ciento cincuenta años, es un reflejo fiel de su entorno y de su ciudad y ha pasado por encima de todos sus cambios políticos, sociales, urbanísticos, etc.
Pero el Café histórico no nace como tal, no abre sus puertas con la intención de entrar a formar parte de la historia. Recibe esa categoría con el paso de los años y de todos aquellos que lo visitan y frecuentan, tanto aquellas personalidades individuales que han pasado con su nombre y apellido a la historia (escritores, políticos, artistas etc..) como por los miles y miles de personas anónimas que los han frecuentado o visitado y han traído su legado hasta la actualidad. Todos ellos, unos y otros, son los que escriben la historia.
Ahora en los tiempos que vivimos, todo es un poco más complicado. Un Café no puede vivir de la nostalgia y de su nombre o del hecho de haberse convertido en una marca registrada. Los tiempos han cambiado y el siglo XXI tiene nuevas exigencias pero los Cafés siguen siendo puntos de encuentro de nuestra sociedad, es verdad que más de conversaciones que de tertulias y también más de imagen y tecnología que de letra escrita.
El Café histórico de la actualidad debe asumir una serie de desafíos que pasan por conjugar la modernidad, las pautas de calidad en producto y servicio, el respeto a la historia y patrimonio que los preceden y el siempre difícil reto de conjugar la presencia autóctona y el turismo masivo en el que en tantas ocasiones se ven inmersos muchos establecimientos, una opción tan legítima como en ocasiones necesaria para su continuidad, y que sería objeto de un largo debate.
En este sentido, creo que es extraordinariamente importante a día de hoy la gestión y la actividad cultural y en especial en este momento, que puede convertir cada uno de estos recintos en locales diferenciados y con propuestas experienciales que van más allá de la cultura del selfie y la invisibilidad que tantas veces los define.
Lo que nos cuentas cobra mucho sentido en relación a la cultura. Tal como dices en la actualidad hay una “nueva cultura” del selfie que borronea un poco el ritual del encuentro como actividad cultural dónde los Cafes tienen un gran protagonismo. Claramente tu recorrido y experiencia te permite ver un poco más allá para poder hacer el análisis y capitalizarlo en tan lindo proyecto. Ahora, sabemos que tienes un amplio recorrido en prensa y radio. Nos gustaría que nos cuentes sobre alguna experiencia en particular de esos ámbitos ¿Qué puedes contarnos de esa experiencia enriquecedora y el rol que ocupaste?
Durante más de veinticinco años he trabajado en prensa escrita fundamentalmente en la parcela cultural, con especial dedicación a la música. Sobre tema sobre también trabajé en radio durante años. He tenido la fortuna de reflejar en mis páginas y en mi trayectoria radiofónica durante toda mi trayectoria entrevistas con grandes músicos de géneros como folk, rock o jazz, actores, escritores, etc. Pero también he trabajado mucho en patrimonio, cultura y turismo, siempre en mi ciudad y gran capital de la cultura Santiago de Compostela. Esto último ha estado siempre en relación con mi formación inicial de historiador, que de una u otra forma siempre ha guiado mi trayectoria periodística. Esto fue, sin duda, lo que motivó que empezase a interesarme por el mundo de los Cafés que surgió como un tema puntual pero que me apasionó y sobre él he escrito dos libros y numerosas publicaciones en prensa y radio con el título La vuelta al mundo en 80 cafés
Paralelamente a mi trabajo periodístico, completé mis estudios de gestión cultural e inicié hace algunos años mi actividad como gestor y comisario de exposiciones y en la actualidad compagino esta parcela con proyectos de comunicación y marketing.
Nos encantaría que sumes tu proyecto a la plataforma. Migrarte es una plataforma de intercambio para artistas y diseñadores, se creó para facilitar la conexión entre artistas y la participación en proyectos culturales colaborativos, residencias artísticas, intercambios, proyectos artísticos. ¿Crees que MIGRARTE puede ayudar a vivir ese tipo de experiencias ? ¿Por qué?
Por supuesto que sí. Como decía, en el caso concreto de los Cafés y en especial de loe entornos avalados por la historia y el patrimonio es extraordinariamente importante el componente cultural. Un proyecto en el que trabajamos actualmente con el nombre de Cafés no Camiño (Cafés en el Camino) y sigue una ruta por varios cafés centenarios del Camino de Santiago entre Portugal y Galicia. En este proyecto, cada uno de los locales acoge una serie de veladas protagonizadas por distintos espectáculos que complementan la habitual oferta musical: live painting, teatro, monólogos, magia, circo, etc. Yo he sido testigo del paso de intérpretes locales que comenzaron en un pequeño escenario de Café y que hoy llenan pabellones con miles de asistentes en sus conciertos.
Plataformas como Migrarte permiten, sin duda, visibilizar y conectar a gestores culturales, artistas y casi lo más importante y complicado: a los responsables de los locales y también a las instituciones de la viabilidad de proyectos colaborativos en estos escenarios. Creo que es una vía de futuro que es necesario abordar.

Julieta Reta Cardinali
Gestora Cultural
Viajera, inquieta

Fernando Franjo
Historiador y periodista
Viajero en ruta y en el papel.
Me encanta que compartan proyectos de otras personas por que me motiva y me da nuevas ideas .
Un placer escuchar a Fernando en el Encuentro de la comunidad! Me encantó conocer más de su proyecto de cafés en esta entrevista. Gracias!!