
FrustARTE
Una frustración constante a la hora de crear es el presupuesto. Vivimos pensando en cosas que “podríamos” crear si “tuviéramos” ese presupuesto. Tenemos un doctorado en hacer más con menos, encontrando en nuestra creatividad alternativas que reduzcan los números o que no sumen.
Lamentablemente muchas veces la calidad de los proyectos se limita. Cómo si pensar en algunas ideas fuesen pretensiones de millonarios. ¿Te pasa? La relación que los/las artistas tenemos con las oportunidades y el dinero tiene un antecedente que es todo lo contrario; en la antigüedad ser parte del mercado del arte era símbolo de poder político, económico y social.
Los sugar daddy del arte
El arte antiguo era sustentado por instituciones de gran poder como la iglesia. De esta forma existía el sistema de mecenazgo que consistía en hacer pedidos de obras por encargo proporcionando un patrocinio que garantizaba protección a la actividad artística y por lo tanto condiciones óptimas para su desarrollo logrando su ejecución. En la Edad Media comenzó a obrar el sistema de mecenazgo civil, de manera tal que familias aristocráticas ligadas a la política y movimientos sociales pasaron a tomar esta acción como una convención. Tener un mecenas garantizaba sumarte a un círculo de fama y prestigio con la seguridad de tener lo que hoy sería un ingreso fijo. Por otro lado el mecenazgo se exacerbó en la época barroca, momento en el cual había un afán por acumular y tenerlo todo ampliando esta acción al arte decorativo. Como todo tiene su lado positivo y negativo, en otro lugar; la obra a representar era arbitraria y a gusto de quien la pagaba, pues se realizaba a pedido.
Luego; surgió un movimiento del arte accesible que democratizó el arte permitiendo que todas las personas accedan a él y esto fue cuando en la edad contemporánea otro tipo de instituciones comenzaron a apostar por artistas prometedores en formación patrocinando su trabajo y exponiendo en grandes galerías. Actualmente aún existen organizaciones, asociaciones, empresas que funcionan de mecenas como también nuevas alternativas de financiamiento.
¿Pero entonces que pasó?
El paso del tiempo nos llevo (a nosotros/as artistas) a dos problemáticas principales:
a- Depender de un dinero de contención que no sabemos conseguir, calcular, ni cuánto debería ser, que hoy se puede ver representada por el estado con sus con subsidios y que por lo tanto influye directamente cómo es la economía del país y la importancia del arte para el gobierno de turno. y;
b-Depender del reconocimiento social en cuanto al valor monetario de nuestro arte situación que también margina el “Arte Popular” como de bajo presupuesto.