La semana pasada volvimos a encontrarnos para charlar en comunidad sobre la movilidad como una arista más dentro de la gestión cultural. Hicimos foco en esta ocasión en la planificación de nuestro proyecto de movilidad, reflexionando sobre algunas dificultades y construyendo herramientas que nos permitan avanzar.
Viajar haciendo arte, para mi es…
Iniciamos haciéndole una pregunta a los participantes: “viajar haciendo arte para mi es: un sueño, un proyecto personal, un proyecto profesional, una realidad“. La mayor parte de las respuestas fueron “un proyecto profesional”, lo cual es muy esperanzador porque entendemos que se está viendo la movilidad como parte de la dinámica profesional del artista, no sólo como un entretenimiento o algo que hacemos “por amor al arte”.
Nos encantaría que en un futuro la mayoría de las respuestas fueran “una realidad”, con más artistas viajando y haciendo arte, viviendo experiencias desde lo que más les gusta hacer.
La movilidad como una arista más dentro de la gestión cultural.
Hablamos de la movilidad artística pensada como un proyecto cultural, con todas sus etapas: planificar, ejecutar, seguir, evaluar.
“Un objetivo sin un plan no es más que un deseo”. Antoine de Saint-Exupéry.
Esta frase de Antoine de Saint-Exupéry resume a qué nos referimos cuando decimos que queremos “hacer que las cosas sucedan”. Planificar no es más que trazarnos el mapa. ¿Para qué usamos los mapas? Para poner un objetivo a donde llegar y trazar el mejor camino que nos lleve a él. Y es que es importante no sólo para organizar nuestros recursos y ser eficientes, sino también para aprovechar oportunidades y minimizar riesgos.
Mencionamos también la importancia de darnos tiempo para darle un seguimiento a nuestro proyecto. Esto nos permite adaptarnos a los cambios que puedan surgir sobre la marcha, tener cintura para cambiar el rumbo pero sin perder el objetivo.
Por último, hablamos de la importancia de evaluar nuestra experiencia una vez que finaliza. ¿Llegamos al objetivo? Si es sí o si es no, ¿por qué? ¿Qué hemos aprendido? Es fundamental también registrar esas lecciones aprendidas, ya que pueden convertirse no solamente en una herramienta útil para organizar próximas experiencias, sino en un gran recurso a largo plazo.
“Comenzar a investigar (sobre qué hacer, a dónde ir, cómo llegar) es comenzar a creer que (la movilidad) es posible”
Alcance, presupuesto, tiempo.
Uno de los conceptos compartidos durante el Encuentro fue el del “triángulo de hierro”. Este concepto nos habla de imaginar un triángulo en donde en cada punta situamos 3 aspectos fundamentales de nuestro proyecto de movilidad: el alcance (nuestro objetivo, el para qué, por qué, cómo..), el presupuesto y el tiempo.
No podemos alterar uno de los factores sin que los otros dos se vean comprometidos. Podemos viajar antes, pero seguramente necesitemos comprar un pasaje más caro. Podemos hacer más actividades de las que pensamos en nuestra experiencia, pero necesitaremos quedarnos más días.
Creencias limitantes a la hora de iniciar la movilidad.
Gracias a las experiencias compartidas de las personas asistentes pudimos charlar sobre algunas creencias limitantes que se convierte en obstáculos a la hora de pasar a la acción.
En primer lugar y en base a experiencias previas, puede surgir el miedo a volver a salir de forma improvisada, que se repitan malas experiencias.
Podemos llegar a sentir también que es algo que no somos capaces de gestionar (¡y es que somos responsables al 100% de la creación de nuestra experiencia!).
La experiencia de Julieta Reta y algunos tips para gestionar mejor nuestra experiencia de movilidad.
Contamos con la participación de Julieta Reta Cardinali, que compartió su experiencia viajando y trabajando en diferentes países desde lo autogestivo. Surgieron algunos tips que recogemos en este listado:
- Desbloquear nuestras creencias limitantes: empezar a planificar nuestra experiencia desde el deseo y no desde el miedo.
- Buscar apoyo: armarnos un plan, pensar con quién vamos a hablar y qué le vamos a pedir, con el objetivo de llevarnos al menos algo de cada conversación (un nuevo contacto, un aporte económico, una nueva reunión…).
- Pensar en lo que voy a ofrecer y dignificarlo: definir un listado de servicios/obras que puedo ofrecer y establecer su valor. Evaluar cómo puede encajar en el tiempo y espacio al que me quiero mover. Si el lugar en donde me ofrezco, no puede pagar el valor de mi obra, no bajar el precio, sino ofrecer otras alternativas (como intercambio, trueques, espectáculos parcialmente “a la gorra”, …)
- Evaluar después de nuestra experiencia: aprender de los errores, llevar un registro de “lecciones aprendidas”.
Hasta aquí un pequeño resumen de lo que fue nuestro pasado Encuentro del mes de marzo. Gracias a quienes fueron parte de este espacio!
Si eres artista o gestor y tienes alguna experiencia de movilidad que quieras compartir con el resto de la comunidad ponte en contacto con nosotras para que podamos sumar tu perfil a próximos Encuentros.
“La comunidad cultural se maneja en red”